Londres, 3 ago (EFE).- La etíope Tirunesh Dibaba recuperó su remate más letal para revalidar, en formidable combate con las kenianas Sally Kipyego y Vivian Cheruiyot, su corona olímpica de 10 mil metros, dejando atrás casi un año de lesiones.
Un súbito cambio de ritmo a 500 metros de la meta sentenció una contienda que se esperaba más cerrada. Dibaba venció con 30:20.75, dejando que Kipyego y Cheruiyot dirimieran el litigio por las medallas menores.
Cheruiyot, que logró el año pasado el único doblete de los Mundiales de Daegu (5.000 y 10.000) e invicta durante casi dos años, perdió hoy no sólo frente a Dibaba en el gran clásico del fondo, sino también ante su compatriota.
Dibaba, doble campeona olímpica en 2008 (5.000 y 10.000), había permanecido un año sin competir por lesión, pero llegó a Londres al frente del ránking mundial con la marca de 30:24.39 que logró hace dos meses en Eugene (EEUU), en su primer 10.000 desde julio de 2010.
Cheruiyot lleva una temporada impecable, invicta en distancias que van desde los 3.000 hasta los 10.000.
Kenia exhibió tal contundencia en la final mundialista de Daegu que copó las cuatro primeras plazas con Cheruiyot, Sally Kipyego, Linet Masai y Priscah Cherono, dejando a Etiopía las migajas, el quinto puesto de Meselech Melkamu. Un año después, Etiopía se ha tomado el desquite.
Las tres atletas japonesas salieron dispuestas a endurecer la carrera desde el primer metro. Tomaron resueltamente la cabeza y marcaron la pauta a lo largo de los cinco primeros kilómetros.
Las africanas sólo asumieron la responsabilidad a partir de ahí. Primero tiró Kipyego, que pasó los 5.000 en 15:32.06. Luego la etíope Werknesh Kidane. Dibaba, consciente de su terrorífico final, mandaba por delante a su compatriota Kidane, que en el octavo kilómetro pegó un fortísimo tirón, obligando a Cheruiyot a salir de la sombra.
El ataque de Kidane seleccionó al cuarteto -dos kenianas y dos etíopes- que iban a jugarse las medallas en las cinco últimas vueltas.
En el último giro, la lugarteniente Kidane cedió el protagonismo a la capitana Dibaba, que no dejó margen para la sorpresa. Atacó a 500 metros del final y abrió una distancia enorme sobre las dos kenianas, que hubieron de resignarse a subir con ella al podio.